En Chile la esperanza de vida al nacer se ha triplicado y según cifras del INE, para el 2035 los hombres vivirán en promedio hasta los 80,9 años, mientras que las mujeres llegaremos a los 86 años. Este dato cobra especial relevancia, sobre todo luego de que el Presidente Gabriel Boric diera a conocer hace algunos días los alcances del Proyecto de Reforma a las pensiones.
El Gobierno ha demostrado toda su voluntad y disposición para avanzar en esta materia (siendo justos, antes también intentaron cambiar el sistema los Presidentes Piñera y Bachelet) ello porque es una urgencia mejorar las pensiones de más de 2 millones de personas adultas en el país, que hoy reciben la PGU o algún otro beneficio solidario de vejez. Ninguno de ellos supera los 206 mil pesos mensuales.
En la región de La Araucanía, son 130 mil 427 las personas que reciben este apoyo estatal, el que –seamos claros- no alcanza para vivir con mediana dignidad. La reforma a las pensiones es una urgencia que debería estar en el centro de todos y todas quienes participamos en política. En esta misma dirección, el llamado del Presidente Gabriel Boric ha sido claro: tenemos que llegar a un acuerdo por el bien de los pensionados y pensionadas, y eso se hace en unidad y dejando atrás las peleas y mezquindades políticas. Hoy nos asiste un deber superior: sacar adelante este Proyecto de Reforma a las Pensiones que vendrá a mejorar la calidad de vida de millones de compatriotas que realmente lo necesitan.
Sólo un botón de muestra: la media, del monto de la primera pensión que recibieron los hombres entre julio de 2020 y junio de 2022, según el Informe de Género de la Superintendencia de Pensiones, fue $148 mil, mientras que en el caso de las mujeres, la media de la primera pensión fue de $51 mil al mes. El Estado debe hacer un esfuerzo por todos ellos. Y sobre todo, por todas ellas.
Pero ¿cómo mejorar las pensiones efectivamente? Primero, la propuesta del Gobierno fortalece la PGU: aumentado la cobertura y monto a $250.000, e incorporado a pensionados de leyes de reparación. De igual modo, crea el Seguro Social: nueva cotización del 6% con cargo al empleador.
Y un punto clave para mejorar a quienes hoy, actualmente, están pensionados y que han cotizado durante toda su vida, pero aún así reciben desde su AFP pensiones paupérrimas, la reforma establece una nueva pensión con garantía de 0,1 UF por año cotizado. En palabras simples, por cada 10 años cotizados, la pensión actual aumentará 1 UF, con un tope de 30 años, o sea, 3 UF extras a la pensión actual. Y por último, protege el ahorro individual (10% del trabajador): reduce los costos y fortalece la capacidad de elegir entre administradores públicos y privados.
El drama de las bajas pensiones en nuestro país es de larga data y ha estado permanentemente en la mesa de los gobiernos. Hoy, enfrentamos este desafío con la mayor de las fuerzas y decididamente para avanzar. Nuestro país lleva dos intentos por realizar una Reforma Previsional. No podemos –bajo ninguna circunstancia- desaprovechar esta tercera oportunidad.