Con el desarrollo de los campos chilenos, las tasaciones agrícolas han adquirido una importancia creciente. A medida que los agricultores incorporan tecnología y mejoras en los sistemas productivos tales como tecnología de riego, infraestructura productiva, mejoras en infraestructura como paneles solares, galpones eficientes, etc, la necesidad de valorar adecuadamente estos activos se vuelve cada vez más evidente.
Las tasaciones agrícolas difieren significativamente de las tasaciones en zonas urbanas. Además de evaluar el suelo y las construcciones, se deben consideran activos más intangibles como la calidad de los suelos, la producción agrícola y los insumos necesarios para maximizar el potencial agrícola de un terreno.
El enfoque de mercado es esencial para valorar el suelo, pero también se debe tener en cuenta el aspecto productivo. Un campo que cumple con todas las condiciones necesarias, desde la calidad del suelo hasta la tecnología de producción, será valorado más alto que otros.
Los tipos de cultivo también juegan un papel crucial en la tasación. Las plantaciones frutales, por ejemplo, tienen un valor comercial significativo, mientras que cultivos temporales no son considerados en la valoración del suelo. La incorporación de nuevas variedades de plantaciones, especialmente aquellas en que se aplica tecnología, puede aumentar considerablemente el valor de la propiedad agrícola.
Las tasaciones agrícolas no solo sirven para establecer el valor de un terreno, sino que también proporcionan información valiosa para la toma de decisiones estratégicas. Los informes agroeconómicos incluyen proyecciones del negocio y ayudan a los propietarios a evaluar la rentabilidad a largo plazo de sus operaciones.
Además, las tasaciones agrícolas son una herramienta crucial para evitar la especulación de precios y facilitar el acceso al financiamiento. Al proporcionar un valor objetivo y fundamentado, las tasaciones hacen que sea más fácil para los agricultores acceder a créditos y otros tipos de financiamiento.
